19 sept 2009

DRUNK #3



Get drunk! Me dijo Pepe Grillo. Y el maldito lleva sentado quince momentos desde bien entrado el crepúsculo. ¿Pero qué digo? Se vino lagrimeando desde los valles del asterisco (*). ¡Cajúm!

El agudo desprendimiento de las estrellas no tiene corazón
para contarnos:
del novelístico arrepentimiento, que lleva rimas a través del espacio…
del circunflejo espacio repetitivo, que se condensa
en las avenidas de la introspección…
de los arrieros caminos, que dan mil vueltas alrededor de Marte…

Y pareciera que no sé decir nada que no se dañe –o se autodañe– pero, en realidad, estoy consciente de haber trascendido mis propios (elípticos) discernimientos sobre la frase “mi amor”.
Es que no vale (no sé, no sé nada) me dijo mi amigo. ¿Por qué no se calla? –me pregunté–

Llevo cinco segundos
más
constreñido que la guadaña de la muerte…
(Y estoy aprovechándome de los tres puntos, pero qué mierdas, si da lo mismo
si es
“en un dos por tres”)

Cuando te convierta en embalaje
lo renglones no volverán.

Comenzaré a extrañarte
como la extraña y raquítica inmensidad que nos invade en la evolución de Dios.
El odio –las indiferencias– nos vienen de lastre
desde cinco años antes
del 2010.

Aquí –quince mililitros después de terminar de amarte–.
(Mi palabra.)
Tampoco volverá.
...

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